Agala se crece en la barrica
Es el primer crianza de la isla reconocido como tal por la denominación de origen Gran Canaria. Elaborado con la cosecha de 2009 de baboso negro, una uva delicada de especial arraigo en El Hierro, descansó seis meses en unas barricas que duermen entre el Bentayga y el Roque Nublo.
Sandra Armas, que se ha embarcado en el «reto familiar y personal» de levantar la bodega y diversificar su oferta de caldos, define el Agala crianza 2009 como «ligero, que se puede tomar en verano», un vino que encaja con la filosofía de «adaptarse a los nuevos gustos». Y después de probarlo hay que darle la razón.
El Agala es una muestra más de la modernización y revitalización del vino que se viene elaborando en Gran Canaria en diferentes bodegas, una denominación de origen que, entre copa y copa y con el tiempo, va superando cierta mala fama. «Es verdad que los vinos de la isla estaban un poco mal vistos, pero ahora ya no es así», sostiene Armas. Un ejemplo: en lo que a la bodega Bentayga se refiere, uno de los siete vinos que elabora, el Agala blanco, logró la medalla de oro en la pasada edición de Agrocanarias, el concurso regional de caldos.